Este tipo de aislamiento permite eliminar puentes térmicos causados por vigas, previniendo la formación de condensación. Además reduce las variaciones de temperatura con el exterior, mejorando la capacidad térmica del edificio.
Es especialmente conveniente realizar este tipo de aislamiento cuando la ocupación de la vivienda es permanente.
Aunque el coste inicial en este tipo de aislamiento es bastante elevado está inversión se rentabiliza en los dos primeros años.
Debido al alto coste inicial del aislamiento externo, es aconsejable realizarlo al mismo tiempo que se realiza la renovación de la fachada de la vivienda
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